miércoles, 27 de noviembre de 2013

Café Bonaparte: un espacio donde se vive la literatura

El Café Bonaparte en Contramaestre es una especie de cofradía, un espacio de gentes que están unidas más allá de la literatura, el arte o la cultura.





Es un domingo cualquiera. Justo a las tres de la tarde irrumpe en la casa del poeta Eduard Encina, el murmullo de quienes desde diferentes sitios acuden a intercambiar sueños literarios, sin la mordaza filosa de la censura.

La cita dominical nombrada Café Bonaparte atrae no solo a personas amantes de la literatura en Baire, sino que involucra desde hace más de 10 años a quienes en Contramaestre se interesan por la cultura.

¿Cuando surge el Café Bonaparte en Contramaestre?

En la década de los 90, en pleno sigglo XX, jóvenes que se iniciaban en el mundo del arte y la literatura, en el instituto superior pedagógico Frank País, de Santiago de Cuba, crearon un espacio de diálogo, siempre con la mirada, el pensamiento y la voz puesta en el enfoque crítico de las cosas. Así nace el taller literario Café Bonaparte.

El renacimiento
Eduard Encina y Jorge Labañino Legrá, ambos escritores y miembros de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) de Contramaestre, deciden refundar, en Baire, el añejo Café Bonaparte.

Para Eduard Encina "esta vez no sería solo un espacio bohemio, estaría enfocado desde una perspectiva más consciente, hacia una proyección cultural más amplia".

Desde la espiritualidad
El Café Bonaparte es una especie de cofradía, un espacio de gentes que están unidas más allá de la literatura, el arte o la cultura.

Eduard Encina confiesa que "se acerca más hacia la dimensión humana de cada uno de sus miembros; involucra a la familia como algo íntimo. Celebramos los aniversarios del grupo, nuestros cumpleaños, las victorias y nos pasamos el bálsamo cuando ocurre algo difícil en la vida.”

Más de 10 años tiene el Café Bonaparte y perdura porque es un espacio donde se fusiona la raíz de cada cubano. Los tertulianos continúan unidos en el arte y los sentimientos, lejos de la rutina y el costumbrismo.



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