Su creación va más allá de las gavetas, del armario o cajas viejas, al comenzar su vida laboral se integra a talleres y tertulias literarios del municipio para llevar al público sus décimas.
Desde niño y con la inocencia que caracteriza a esta etapa de la vida, Julio Baños, residente en Baire, ya escribía versos rimados.
En las diferentes actividades culturales de la escuela recitaba sus propias composiciones, más adelante, en la compleja edad de la adolescencia, sintió la necesidad de expresar ciertos sentimientos con esta manera de escribir el verso.
Le preguntamos de dónde surgió esta profunda inspiración, y su respuesta es José Martí con sus Versos Sencillos, el Poeta Nacional de Cuba Nicolás Guillén, Jesús Orta Ruiz, más conocido como el Indio Naborí, y por qué no el reconocido programa musical campesino de la televisión cubana, Palmas y Cañas.
Julio compone versos libres, pero su fuerte está en la décima, es lo que toda la vida le ha llamado la atención. Para él “es reflexiva, con su estructura y ritmo motiva a decir cosas de la cotidianeidad, la sociedad, uno mismo…”
Al comenzar su vida laboral se integra a talleres y tertulias literarios del municipio para llevar al público sus décimas, impulsado por Eduard Encina y Jorge Labañino, escritores y miembros de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) en Contramaestre.
Fechas como los días de San Valentín y del trabajador de la salud, también son motivos de inspiración para este poeta que le encanta ese modo de decir tan cubano y único.
Aunque sin publicaciones, este decimista participa en eventos municipales, provinciales y nacionales donde ha obtenido premios y nuevas experiencias.
La décima es necesaria en Julio para poder sustentarse, expresar esos momentos de pasión, angustia, felicidad o tristeza, y transmitirle al público sus textos.
El verso rimado lo atrapó de tal manera que se convirtió en un reflejo de lo que piensa y siente, con la cubanía y sonoridad que lo caracteriza desde niño cuando apenas soñaba con la espinela.